El viaje de la literatura, como el de Ulises, no tiene retorno. Y esto es aplicable no sólo al escritor sino a cualquier lector verdadero. Además, desde Heráclito ya sabemos que ningún viaje, sea éste del orden que sea, incluso los viajes inmóviles, no tienen retorno: cuando uno abre los ojos todo ha cambiado, todo sigue desplazándose.

Roberto Bolaño.