A la muchacha
Hay veces que no estamos
juntos, y sin embargo
yo siento que tú estás
aquí, hablando conmigo,
mirando lo que escribo,
silenciosa, a mi espalda,
llenando con tu risa,
la pieza, dando vida
a muebles y retratos,
alegre, victoriosa,
como si por nosotros
el espacio se hubiera
comprimido, juntándonos,
fabricando el milagro
del amor, profundísimo:
hacer que lo imposible
crezca, naturalmente.
