Yo veo el poema como una proeza y al poeta como artífice de hazañas, pues, como el atleta, es alguien que quiere alcanzar su meta. Además, en un poema se pueden hacer infinidad de cosas. Hay figuras, hay tonos de voz que cambian constantemente. Siempre me interesa mucho, fíjese, cuando tengo tres o cuatro estrofas, la cuestión de cómo colocar las frases, porque odio que estén dispuestas de la misma manera en todas las estrofas. Todo poema es eso, una especie de hazaña. Alguien [Thomas Nashe] dijo que la poesía es, entre otras cosas, el tuétano del ingenio. Y seguramente eso es lo que subyace a todo, el tuétano del ingenio, pues tiene que haber ingenio. Y buena parte de esa literatura tan elaborada lo pasa por alto: no hay chispa ninguna. Otra cosa que hay que señalar es que todo pensamiento -sea o no poético-consiste en la proeza de asociar. (…) Todo pensamiento consiste en la proeza de asociar: lograr que lo que tienes enfrente haga surgir en tu mente algo que ignorabas saber, vincular esto y aquello, ese clic.
Entrevista con Robert Frost (“The Paris Review”. 1953-1983)

Sublime definición!!