El academicismo es la muerte del saber. Las notas a pie de página y las bibliografías interminables afean los ensayos, restándoles frescura y espontaneidad. Un buen ensayo es literatura, no ciencia. ‘El laberinto de la soledad’, de Octavio Paz, ‘Al sur de Granada’, de Gerald Brenan o ‘Al margen de los clásicos’, de Azorín, no incluyen un aparato crítico. El academicismo solo es uno de los disfraces de la mediocridad. Las referencias eruditas nunca podrán competir con la inteligencia creadora.

D. Miguel -un placer reencontrarle, pues ya estuve por aquí en 2019 con algún otro pseudónimo absurdo-: sí y no. De este modo un libro provisto de un estudio introductorio y notas a pie de página, para mí no está lastrado. Depende de lo que uno busque, y si el texto lo requiere, que puede ser que así sea, desde luego que es útil la labor académica. Y la inteligencia no creo que sea creadora (en mi ignorancia) sino sólo creativa, porque entiendo, con Jiménez Lozano y otros, que nadie crea nada, sino que toma materiales de aquí y allá, incluso de su interior, e innova, pero crear/crear, no. Y dicho esto, soy un admirador de Rafael Narbona, que quede constancia.
Un saludo cordialísimo,