No creo que haya una ocupación ideal para un escritor. Se puede escribir en casi cualquier circunstancia, incluso en aislamiento absoluto. Fíjese por ejemplo en Balzac, que vivía encerrado en una habitación secreta de París para burlar a sus acreedores y, mientras tanto, escribía La comedia humana. O mire a Proust, en su habitación forrada de corcho. Aunque Proust, como es sabido, recibía muchas visitas. Supongo que la mejor ocupación para un escritor es conocer a mucha gente distinta y ver cuáles son sus intereses. Esa es una de las desventajas de hacerse mayor: con la edad, uno tiende a mantener contactos más íntimos con un número más reducido de personas.

Aldous Huxley
Entrevista con Aldous Huxley (“The Paris Review”. 1953-1983)