P.: ¿En qué se diferencia escribir una obra teatral y componer poemas?
R.: Pienso que requieren estrategias distintas. No hay dos cosas más distintas que escribir una obra de teatro para un público y componer un poema en el que principalmente te diriges a ti mismo, aunque obviamente sólo te sientas satisfecho si después el poema también significa algo para otras personas. Con un poema puedes decir: «Mediante palabras he plasmado mis sentimientos para mí mismo. Ahora tengo el equivalente en palabras de una parte de lo que siento». El poema, además, lo escribes para encontrar tu voz, que es algo muy importante. Piensas expresarte en tu propia voz, mientras que en una obra de teatro no puedes perder de vista que el texto está destinado a un público al que no conoces en el momento de escribir. Por supuesto que hay momentos en los que el método para escribir una obra de teatro converge con el de la poesía, de hecho pienso que eso es lo que debería ocurrir. Ambos métodos convergen a menudo en la obra de Shakespeare, cuando escribe un poema y a la vez piensa en términos de teatro, de los actores y el público. Todo viene a ser una misma cosa. Lograr eso es maravilloso, aunque a mí sólo me pasa en rarísimas ocasiones.

Entrevista con T.S. Eliot (“The Paris Review”. 1953-1983)