P.: ¿Me puede contar algo de su proceso de escritura? ¿Cuándo trabaja? ¿Sigue un horario estricto?
R.: Cuando estoy trabajando en un libro o un relato escribo todas las mañanas. Me gusta empezar lo antes posible, en cuanto empieza a haber luz. A esa hora no me molesta nadie, todavía hace fresco-o incluso frío-y voy entrando en calor a medida que escribo. Primero leo lo que ya tengo escrito, y como nunca lo dejo sin saber qué va a ocurrir a continuación, sigo a partir de ahí. Lo que hago es escribir hasta llegar a un punto en el que todavía tengo combustible y sé lo que viene a continuación. Entonces lo dejo y trato de conservar viva la idea hasta ponerme otra vez con ello al día siguiente. Si he empezado a las seis de la mañana, pongamos por caso, puedo trabajar hasta el mediodía, pero también hay veces que termino antes. Cuando termino estoy tan vacío, y al mismo tiempo tan lleno, como después de hacer el amor. Nada puede herirte, nada te puede ocurrir, nada importa hasta el día siguiente, cuando llega el momento de hacerlo otra vez. Lo difícil es la espera, el tiempo que va de un día a otro.

Entrevista con Ernest Hemingway (“The Paris Review”. 1953-1983)