La única responsabilidad del escritor es su arte. Si es un buen escritor, no tendrá ningún escrúpulo. Porque tiene un sueño, y el sueño le produce tal angustia que debe deshacerse de él. Hasta entonces, no encontrará la paz. Con tal de escribir su libro, esta” dispuesto a tirarlo todo por la borda: el honor, el orgullo, la decencia, la seguridad, la felicidad, todo. Si un escritor tiene que robar a su madre, no lo dudara’ un instante. La «Oda a una urna griega» de Keats bien merece el disgusto de cualquier cantidad de abuelitas.
