Deseo
Que la vida no vaya más allá de tus brazos.
Que yo pueda caber con mi verso en tus brazos,
que tus brazos me ciñan entera y temblorosa
sin que afuera se queden ni mi sol ni mi sombra.
Que me sean tus brazos horizonte y camino,
camino breve, y único horizonte de carne;
que la vida no vaya más allá… ¡Que la muerte
se parezca a esta muerte caliente de tus brazos!…

Cuando antaño se le concedió el Premio Cervantes, Loynaz era básicamente una desconocida. Este poema, a mi juicio, basta para explicarme el por qué de ese alto reconocimiento.