Leo por el placer de leer. Ya no tengo ni siento ninguna obligación de leeer nada, aunque hay ciertos libros que me gustaría leer antes de morir, por razones difíciles de expresar. Si no, de alguna manera me sentiría incompleto, no del todo preparado. Me gustaría leer «Las hermanas Makioka», de Junichiro Tanizaki. Quiero leer la «Trilogía transilvana», de Miklós Bánffy, y «Los sonámbulos», de Hermann Broch. Me veo leyendo al final como Edmund Wilson poco antes de morir aprendía hebreo con botellas de oxígeno al pie de la cama.
Por supuesto siempre hay libros que, si no leo, quizá sí examine por curiosidad o para ver cómo están escritos. En realidad, no necesito saberlo, es una manía.
James Salter