¿Ya vivimos después del fin del mundo? Un historiador dirá que un sinnúmero de fines del mundo han precedido a nuestra época. Cayó la terrible Babilonia. Los romanos miraban con temor a los bárbaros y a los cristianos. Cayó Bizancio. Cayó Cartago. Para la gente que vivía en aquellas civilizaciones como abejas en una colmena, aquéllas fueron catástrofes de dimensiones incalculables, verdaderos fines del mundo. No podían saber que, cien, doscientos o quinientos años más tarde se cicatrizarían las heridas y algo de la vieja Roma perduraría en la Europa cristiana.
No hay que ir tan lejos: ¿acaso no fue la primera guerra mundial el fin del mundo tanto para los muchachos que cayeron en Verdún como para la mayoría de los habitantes de Europa? Se acababa el viejo orden y empezaba un mañana inseguro y caótico. La alegría sólo reinaba en países como Polonia y Checoslovaquia, a los que…
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