La literatura es un oficio dominado por la duda. Obtener un premio, por importante que sea, no te inmuniza contra el hecho de escribir una novela malísima. Por otra parte, es clave conservar ese sentimiento de ilegitimidad, porque es un motor en la escritura y en la vida. Es lo que te hace seguir adelante. Perder ese sentimiento de impostura sería caer en una trampa. Para los escritores esa angustia no es nociva.
[…] comparto la idea que pregonaron Zola o Balzac: todo novelista debe observar a sus contemporáneos y dejar una huella de lo que ha sido su época.
La literatura es un espacio de libertad inmenso, en el que uno puede decirlo todo, separándose de las reglas de la moral. En ese sentido, me parece más necesaria que nunca. Es capaz de oponer resistencia a un mundo que quiere transformarlo todo en una superficie lisa, articular todo conflicto en clave de blanco y negro. La literatura sirve para resucitar lo humano, que siempre pasa por los tonos grises.
Leila Slimani. Premio Goncourt de novela 2016