Nació Dadá

El 2 de febrero de 1916, mientras Europa se desangraba en la mayor carnicería de su historia, se publicó en un diario de Zúrich un comunicado que anunciaba de la próxima inauguración de un “centro de diversión artística” cuyas veladas tendrían lugar en una taberna de Spiegelstrasse. Y, en efecto, el día 5 se celebró allí la primera sesión del Cabaret Voltaire, de la mano de Hugo Ball; su esposa, Emmy Hennings; el joven rumano exilado Tristan Tzara y los pintores Jean Arp, Marcel Janco y Sophie Taeuber: había nacido Dadá. El éxito de aquellas primeras veladas, en las que —en contraste con el fragor de los cañones y los aullidos de las trincheras— la irreverencia, el sinsentido, el disparate y el juego constituían una auténtica celebración de la vida, fue inmediato. El número 1 de la Spiegelstrasse se convirtió en el lugar de encuentro de una serie de abigarrados personajes —exiliados, desertores, espías, pacifistas internacionalistas, revolucionarios, intelectuales, artistas— que habían escogido la neutral Zúrich para escapar de la guerra.

Rodríguez RiveroManuel Rodríguez Rivero. Babelia

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