Poema de amor de Nabokov

Vladimir Nabokov escribió este poema horas después de conocer a la que sería su esposa y editora durante más de 50 años.

Vera-Nabokov

Vladimir Nabokov y Véra Slonim

El encuentro

encantado por esta extraña proximidad

 

Extrañeza, misterio y delicia…


como si de la negrura oscilante


de alguna mascarada en cámara lenta


por el tenue puente vinieras.

 

Y la noche fluía, y el silencio flotaba


en sus arroyos satinados


ese perfil de lobo en la negra máscara


y esos tiernos labios tuyos.

 

Y bajo el castaño, por el canal


pasaste tu anzuelo de reojo.


¿Qué comprendió mi corazón en ti,


cómo me moviste de esta forma?

 

En tu ternura momentánea


o en el contorno oscilante de tus hombros,


¿advertí un bosquejo pálido


de otros — irrevocables— encuentros?

 

¿Acaso una romántica piedad


te llevó a entender


lo que dejara temblando a esa flecha


que ahora se incrusta en mis palabras?

 

No sé nada. Curiosamente


el verso vibra, y en él, la flecha…


¿Tal vez tú, todavía sin nombre,

eras
la genuina, la esperada?

 

Pero no bien apareció el dolor


logró perturbar nuestra hora estrellada.


Regresó a la noche la fisura gemela


de tus ojos, ojos sin alumbrar.

 

¿Por cuánto? ¿Por siempre? Por lo pronto


sigo andando, queriendo escuchar


la revolución de estrellas sobre nuestro encuentro

por si tú ya fueras mi destino…

 

Extrañeza, misterio y delicia,


como de una súplica distante.


Mi corazón debe seguir andando.


Excepto si tú ya fueras mi destino…

(Traducido de la versión al inglés de Olga Voronina)

NabokovVladimir Nabokov

Esta entrada fue publicada en Colección de textos literarios o no y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario