La pluma rasca

El brillo de ayer ha desaparecido, el cielo con unas nubes tan bajas que parece que pueden alcanzarse con los dedos. Pero adoro este clima del norte, no sabría vivir sin él. Suaves tonos gris perla, el aire débilmente luminoso, y ese silencio lejano y misterioso; tal vez está dentro de mi cabeza.

Es un trabajo peculiar, éste de escribir. La jornada empieza con una serie de círculos, a medida que uno da vueltas en torno al hecho fundamental e inevitable de la página en blanco y la seguridad de que no hay una forma correcta de expresar una cosa; las combinaciones posibles de palabras en una frase son infinitas. Mi amigo Martin Amis dice que cada página de prosa es el resultado de un par de miles de errores. Yo creo que ése es un cálculo por lo bajo. Inténtalo de nuevo, recomienda Beckett. Vuelve a equivocarte. Vuelve a equivocarte mejor.

La pluma rasca; la página tiene el mismo color que el cielo.

BanvilleJohn Banville.

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