Eduardo Galeano (Montevideo, 1940-13 de abril de 2015), autor de los goles orgásmicos más líricos, rapsoda de “esos carasucias que cometen el disparate de gambetear […] por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad”. También fue exégeta del dios redondo, el fútbol, “la única religión que no tiene ateos”. Sus feligreses son “hinchas en el manicomio” cuya camiseta es “la segunda piel” y la única unanimidad es el árbitro, “al que todos odian”.
Como los pies de palo no le obedecían salvo en sueños, jugó al fútbol con la palabra. Con ella, como mendigo del buen fútbol, suplicaba “por una linda jugadita, por amor de Dios” […] cada vez que comenzaba un Mundial, él y su compañera Helena colgaban en la puerta de casa el siguiente cartel: “Cerrado por fútbol”. […]
José Sámano, “Los más bellos goles en verso”, El País, 20 de abril, de 2015