Plagio

Un joven periodista que entrevistaba a Martha Graham preguntó a la gran bailarina y coreógrafa sobre el asunto de los plagios artísticos. «Escuche, amigo mío —respondió el viejo monstruo sagrado poniendo su mano artrítica sobre el brazo de su interlocutor—, somos todos unos ladrones. Pero, a fin de cuentas, sólo seremos juzgados por dos cosas: por aquel a quien hemos elegido desvalijar y por lo que hayamos hecho con ello».
T. S. Eliot decía, por otra parte, poco más o menos lo mismo: «Los poetas inmaduros imitan; los maduros roban».

Simon Leys. La felicidad de los pececillos, Acantilado

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