Textos de «Una pena en observación» (II)

Desesperación

¡Qué tentación tan lamentable la de decir: “Ella vivirá siempre en mi memoria!” ¿Vivir? Eso es precisamente lo que nunca volverá a hacer.

“¿Dónde esta ella ahora?”, lo que quiere decir es: en qué sitio está en este mismo momento. Pero si H. no es un cuerpo –y el cuerpo que yo amaba no cabe duda de que ya no es ella-, H. no está en ninguna parte en absoluto. Y “este mismo momento” es una fecha, un punto, en nuestras series de tiempo. Es como si hubiera ido de viaje sin mí y yo dijera: “Me pregunto si estará en Euston ahora” Pero a no ser que ella avance a sesenta segundos por minuto, recorriendo esta misma línea de tiempo por la que vamos viajando los seres vivos, ¿qué sentido tiene decir ahora? Si los muertos no están en el tiempo, o por lo menos en nuestra clase de tiempo, ¿hay alguna diferencia notoria, cuando hablamos de ellos, entre era, es y será?

La pena como expectativa

Y la pena se sigue sintiendo como miedo. Aunque tal vez fuera más exacto decir que como un “suspense” O como una expectativa; esto es, es como estar colgado a la espera de que algo va a pasar. Esto confiere a la vida una sensación permanente de provisionalidad. Parece como si no valiera la pena empezar nada. No soy capaz de encontrar asiento, ando azogado y nervioso, bostezo, fumo muchísimo. Antes nunca llegaba a tiempo de nada. Ahora no hay nada más que tiempo. Tiempo en estado casi puro, una vacía continuidad.

Lewis. Una pena en observación

Creo que estoy empezando a entender por qué la pena se siente como una expectativa. Procede de la frustración de tantos impulsos que se han hecho habituales. Todos mis pensamientos, sentimientos y acciones, uno por uno, tenían a H. por objeto.

Sensación de despropósito

No es verdad que esté pensando siempre en H. El trabajo y la conversación me lo hacen imposible. Pero los ratos en que no estoy pensando en ella puede que sean los peores. Porque entonces, aunque haya olvidado el motivo, se extiende por encima de todas las cosas una vaga sensación de falsedad, de despropósito.

Sentimientos, sentimientos, sentimientos. Vamos a ver si en vez de tanto sentir puedo pensar un poco.

Claro que es diferente cuando una cosa así le pasa a uno y no a los demás, cuando pasa en realidad, no a través de la imaginación.

Esta entrada fue publicada en El oficio de lector, Lecturas y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario